"Ay de mí si no predicase el Evangelio"
«Queridos jóvenes , sólo Jesús conoce vuestro corazón, vuestros deseos más profundos… Nadie fuera de Cristo podrá daros la verdadera felicidad. Siguiendo el ejemplo de María, sabed decirle a Cristo vuestro “sí” incondicional… la humanidad tiene necesidad imperiosa del testimonio de jóvenes libres y valientes, que se atrevan a caminar contra corriente y a proclamar con fuerza y entusiasmo la propia fe en Dios, Señor y Salvador. » Juan Pablo II Magno
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